Mi alegría la enfrasqué en una lata oxidada de atún; donde apesta mi vida y no el pescado.
Una lata negra y no cromada, una lata que solo lleva mi desnudes y tristeza por etiqueta.
Un frasco donde la fecha de fabricación es mi primera muerte y, la fecha de caducidad mi posible nacimiento.
El contenido no es pescado, es dolor, rencor y violencia.
misael
Cuenca, 16 de octubre del 2010-10-16